Siento decirte que el tren de las oportunidades solo pasa una vez, si no
estás en la estación a tiempo, todo se terminó. Ese tren estaba formado
por varios vagones, en uno viajaba la soledad, sola. En otro viajaba la
confusión, meditando sobre cientos de asuntos que tenía en mente. En el
ante último, viajaba la certeza, ella, la que a todo encontraba
solución, aparentemente lógica. Y en el cuarto y último, viajaba yo, la
que te quiso, la que pudo hacer cualquier cosa por obtener una sonrisa
de tu boca, la que llegaba a casa con las lágrimas cayendo por las
mejillas, y la que ahora escribe en pasado. Durante este viaje he
aprendido tantas cosas... y las que me quedan. He aprendido, que siempre
tienes que pensar primero en tí misma, y después, en los demás. He
aprendido, que la felicidad nunca se llega a vivir en todo su esplendor,
pero si puedes llegar a rozarla con la punta de los dedos. Y sobre
todo, he aprendido que antes de decir, hay que pensar, y antes de
pensar, hay que equivocarse.
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